lunes, 13 de octubre de 2014

LA ACTITUD ANTE LA MUERTE
Empezaremos por exponer la manera de entender la muerte tanto en occidente como en oriente. En la sociedad occidental de nuestro siglo se caracteriza por la negación de la muerte y el terror hacia ella, es la mentalidad típica de la burguesía moderna, que considera la vida como única. Esta visión de la vida es una visión a corto plazo que lleva implícita una manera de entender el sentido de la vida como satisfacción egoísta de mis propios fines, en consecuencia para un budista no que está reflejando esta mentalidad es miedo y desconocimiento de la muerte. Es la típica mentalidad del “cuidado del enfermo” más no del trato humano del enfermo. En cambio en la mentalidad budista, se investiga sobre ella para mitigar su sufrimiento y vencerla. La interpretación típica es la del cambio de ropa, en consecuencia un no final definitivo, que es no previsible, pero que hay que tomar ciertas precauciones antes de que se produzca, adoptando la mentalidad del no apego, del no miedo, de la no violencia. Es la buena muerte, que se produce cuando se ha vivido correctamente cultivando la paz mental, ya que sobre todo el estado de la mente en el momento de la muerte determina nuestro futuro nacimiento.
Padma Sambhava afirma lo siguiente: “Quién cree disponer de mucho tiempo solo se prepara en el momento de la muerte. Entonces lo desgarra el arrepentimiento. Pero, ¿no es ya demasiado tarde?” En la tradición tibetana, la muerte es un espejo donde se refleja todo el sentido de la vida, pues la mente la clave para entender la vida y la muerte, ello conlleva utilizar la meditación como una forma de apaciguar a la mente y prepararse para ese tránsito. La muerte es el hecho seguro, que lleva implícito una cierta inseguridad, ya que no sabemos cuándo y cómo se producirá. Mientras que el occidental se apega a su YO, el budista piensa que el YO es una ilusión basada en el supuesto de una identidad personal única e independiente de todo, basada factores transitorios, tales como: cuerpo, dinero, amigos, nombre, hogar, biografía, pareja y familia. Al apegarse a  su YO, el occidental no entiende la verdadera naturaleza de la mente y del YO, como algo transitorio y no permanente, evidenciando ese miedo a la impermanencia propia de la tradición occidental, todo ello se refleja en la filosofía de la modernidad sobre todo la cartesiana, que inaugura una nueva forma de pensar y, que reflejan la
típica mentalidad burguesa, que intenta superar la inseguridad y la impermanencia rodeándose de más y más bienes, hasta convertirse en sus esclavos. Todo nuestro tiempo y energía lo dedicamos para mantenerlos y cuidarlos, llenando nuestra vida de actividades compulsivas a fin de que no quede tiempo para afrontar los verdaderos problemas. Es la gran domesticación, es el culto a lo engañoso. La sociedad moderna es una celebración de todas las cosas que alejan de la verdad, que hacen difícil vivir para la verdad. Esto surge de una sociedad que dice adorar la vida; pero en realidad le priva de todo sentido real, impidiendo su propia felicidad, obsesionados por falsas esperanzas, sueños y ambiciones, que prometen felicidad, pero que sólo traen desdicha. El occidental lejos de simplificar su vida la complica olvidando que los únicos logros importantes de esta vida son: ayudar a los demás y adquirir la sabiduría, pues lo que hayamos hecho con nuestras vidas es lo que somos cuando morimos. Y cuenta absolutamente todo. Es necesario cambiar nuestra manera de pensar, es necesario tomar conciencia de que en nuestra mente cualquier cambio equivale a pérdida y sufrimiento. En consecuencia los grandes principios que deben regir nuestra vida deben ser:
1.       La permanencia en las cosas no existe.
2.       No buscar la seguridad en la impermanencia de las cosas.
3.       La percepción de la impermanencia es la única posesión a la cual aferrarnos
Lo único que tenemos en realidad es el ahora. La mentalidad equivocada de occidente es aferrarnos y apegarnos a las cosas para evitar la angustia de la vida, aun sabiendo que las cosas cambian.
Podemos idealizar nuestra libertad, pero en lo que toca a nuestros hábitos estamos completamente esclavizados.

“De todas las hullas pisadas, la del elefante es suprema; de todas las meditaciones sobre la mente, la de la muerte es suprema” Mahaparanirvana Sutra.

lunes, 5 de mayo de 2014

El animal máquina


"Deseo que sean consideradas todas estas funciones solo como consecuencia natural de la disposición de los órganos en esta máquina; sucede lo mismo, ni mas ni menos, que con el movimiento de un reloj de pared u otro autómata, pues todo acontece en virtud de la disposición de sus contrapesos y de sus ruedas. Por ello no debemos concebir en esta máquina alma vegetativa o sensitiva alguna, ni otro principio de vida y de movimiento. Todo puede ser explicado en virtud de su sangre y de los espíritus de la misma agitados por el calor del fuego que arde continuamente en su corazón y cuya naturaleza no difiere de la de otros fuegos que se registran en los cuerpos inanimados" Descartes, Tratado del hombre.

domingo, 4 de mayo de 2014

EL LUGAR DEL HOMBRE EN EL COSMOS PLATÓNICO

"En lo concerniente al alma, cuánto tiene de mortal y cuánto de divino, de qué manera fue creada y en que órganos habita y por qué causas lo hacen en partes separadas, sólo afirmaríamos que así como está expuesto es verdadero, si un dios lo aprobara...Pero los creadores de nuestra raza, cuando se plantearon si debían crear un género que viviera más tiempo pero peor o uno que viviera menos, pero mejor, coincidieron en que todo el mundo debe sin dudarlo, preferir la vida más corta pero mejor a la más larga pero peor...Una vez que nuestro superiores hubieron planteado para nosotros, sus inferiores, todas estas especies para nuestra alimentación, abrieron canales en nuestro cuerpo, como en un jardín, para que fuera irrigado como desde una fuente...Así como dijimos a menudo que en nosotros habitan tres especies del alma en tres lugares, cada una con sus movimientos propios...Por ello hay que cuidar que las diferentes clases de alma tengan movimientos proporcionales entre sí. Debemos pensar que Dios nos otorgó a cada uno la especie más importante en nosotros como algo divino, y sostenemos con absoluta corrección que aquello de lo que decimos que habita en la cúspide de nuestro cuerpo nos eleva hacia la familia celeste desde la tierra, como si fuéramos una planta no terrestre, sino celeste. Pues de allí, de donde nació la primera generación del alma, lo divino cuelga nuestra cabeza y raíz y pone todo nuestro cuerpo en posición erecta" Platón, Timeo

miércoles, 2 de abril de 2014

Los tipos de causas y Dios en Aristóteles

Material complementario de cosmología:

"Se llama causa, en su primer sentido, la materia inmanente de la que algo se hace; por ejemplo, el bronce es causa de la estatua, y la plata de la copa, y también los géneros de estas cosas. En otro sentido, es causa de la especie y el modelo; y este es el enunciado de la esencia y sus géneros y las partes que hay en el enunciado. Además, aquello de donde procede el principio primero del cambio o de la quietud; por ejemplo, el que aconsejó es causa de la acción, y el padre es causa de su hijo, y, en suma, el agente, de lo que es hecho, y lo que produce el cambio, y de lo que sufre. Además, lo que es como fin; y esto es aquello para lo que algo se hace, por ejemplo, del pasear es causa de la salud" Aristóteles, Metafísica

" Así pues, que hay una sustancia eterna e inmóvil y separada de las cosas sensibles, resulta claro por lo dicho. Queda también demostrado que no cabe que esta sustancia tenga ninguna magnitud, sino que carece de partes y es indivisible... Y también queda demostrado que es impasible e inalterable... Es pues, evidente que entiende lo más divino y lo más noble, y no cambia; pues el cambio será a peor, y esto sería ya cierto movimiento... Por eso, el intelecto se entiende a sí mismo, pues es lo más excelso, y su intelección es intelección de intelección" Aristóteles, Metafísica

jueves, 13 de marzo de 2014

La Teoría de las Ideas en el Eutifrón de Platón






“Sócrates- Pero dime, por Zeus, eso que acabas de afirmar que sabes tan bien. ¿Qué es lo piadoso y qué lo impío por lo que se refiere al robo y otras cosas? ¿No es acaso lo piadoso algo semejante en cada acción, mientras que lo impío, por otra parte, es siempre lo contrario de lo piadoso e idéntico a sí mismo? ¿Acaso todas las cosas impías no poseen una única Forma intrínseca a su propia impiedad?... Amigo, en realidad no me has contestado con exactitud cuando te pregunté antes qué es lo piadoso. Me has dicho que lo estabas haciendo – perseguir a tu padre por ladrón- era piadoso.
-          Y estaba en lo cierto, Sócrates.
-          Posiblemente. Pero ¿estarías de acuerdo conmigo también en que hay otras muchas cosas piadosas?
-          Desde luego que las hay.
-          Recuerda entonces que no te he pedido que me mostraras una o dos cosas piadosas entre muchas, sino la Forma misma que da a las cosas su cualidad de piedad. Has convenido conmigo que las cosas impías, y las piadosas, piadosas precisamente en virtud de una Forma. ¿Lo recuerdas?
-          Si.
Dime, pues, cuál es la naturaleza de esta Forma de modo que pueda yo, mirando a ello y usándola como patrón, llamar piadosa a cualquier acción o de cualquier otro que lo sea, y pueda también afirmar que no es piadoso lo que no lo es”

lunes, 10 de marzo de 2014

Gnoseología: el objeto del conocimiento

Material complementario para los alumnos/as de 1º Bach.


 "Pero advertí luego que, queriendo yo pensar, de este modo, que todo es falso, era necesario que yo, que lo pensaba, fuese alguna cosa; y observando que esta verdad: "yo pienso, luego soy" era tan firme y segura que las más extravagantes suposiciones de los escépticos no son capaces de conmoverla, juzgué que podía recibirla sin escrúpulo, como el primer principio de la filosofía que andaba buscando" Descartes, Discurso del método.

miércoles, 26 de febrero de 2014

Gnoseología: el origen del conocimiento.

Texto complementario para los alumnos de 1º de Bachillerato.


 “Todas las percepciones de la mente humana se reducen a dos clases distintas, que denominaré impresiones e ideas. La diferencia entre ambas consiste en los grados de fuerza y vivacidad con que inciden sobre la mente y se abren camino en nuestro pensamiento o conciencia. A las percepciones que entran con mayor fuerza y violencia las podemos denominar impresiones; e incluyo bajo este nombre todas nuestras sensaciones, pasiones y emociones tal como hacen su primera aparición en el alma. Por ideas entiendo las imágenes débiles de las impresiones, cuando pensamos y razonamos; de esta clase son todas las percepciones suscitadas por el presente discurso, por ejemplo, con la sola excepción del placer o discurso inmediatos que este discurso pueda ocasionar. No creo que sea necesario gastar más palabras para explicar esta distinción. Cada uno percibirá en seguida por sí mismo la diferencia que hay entre sentir y pensar”  Hume, Tratado de  la naturaleza humana