“Por necesidad, entonces, de entre los regímenes
políticos, al parecer, es recto por excelencia y el único régimen político que
puede serlo aquel en el cual sea posible descubrir que quien gobierna son en
verdad dueños de una ciencia y no sólo pasan por serlo; sea que gobierne
conforme a leyes o sin leyes, con consentimiento de los gobernados o por imposición forzada, sean pobres o ricos,
nada de esto ha de tenerse en cuenta para determinar ningún tipo de rectitud” Político 293 d.
“En lo concerniente a los honores, mirará en el mismo sentido; participará y gustará
voluntariamente de aquellos que crea que pueda mejorarlo, pero en cuanto
aquellos que disuelven el estado habitual de su alma, los rehuirá en público y
en privado” República Libro IX 592 a
“No hay ocupación entre las
concernientes al gobierno del Estado que sea de la mujer por ser mujer ni del
hombre en tanto que hombre, sino que las dotes naturales están similarmente
distribuidas entre ambos seres vivos,, por lo cual la mujer participa, por
naturaleza, de todas las ocupaciones, lo mismo que el hombre, sólo que en todas
la mujer es más débil que el hombre”
República Libro V 455 e
“En este momento, ni tú ni yo somos poetas sino fundadores
de un Estado. Y a los fundadores de un
estado corresponde conocer las pautas según las cuales los poetas deben forjar
los mitos y de los cuales no deben apartarse sus creaciones; mas no corresponde
a dichos fundadores componer mitos-correcto- dijo-, pero precisamente en
relación con este punto: ¿cuáles serían estas pautas referentes al modo de
hablar sobre los dioses?- Aproximadamente estas: deben presentarse siempre al
dios como es realmente, ya sea versos épicos o líricos o en la tragedia. -Eso es
necesario. - Ahora bien, ¿no es el dios realmente bueno por si, y de ese modo
debe hablarse de él?- ¡Claro!- Pero nada que sea bueno es perjudicial. ¿O no?-
Me parece que no puede ser perjudicial...Lo que no perjudica ¿produce algún
mal? -Tampoco- Y lo que no produce mal alguno ¿podría ser causa de un mal?- No
veo cómo...Por consiguiente, dado que Dios es bueno, no podría ser causa de
todo, como dice la mayoría de la gente; sería solo causante de unas pocas cosas
que acontecen a los hombres, pero inocente de la mayor parte de ellas. En
efecto, las cosas buenas que nos suceden son mucho menos que las malas, y si de
las buenas no debe haber otra causa que el dios, de las malas debe buscarse
otra causa” República Libro II
“Er el Armenio, originario de Panfilia. Este hombre, muerto en la guerra
fue recogido a los diez días, junto con los demás cadáveres ya corrompidos,
pero estando él intacto. Conducido a su casa para ser enterrado y dispuesto ya
sobre la pira, volvió a los doce días y dio a conocer a los presentes lo que
había contemplado en el otro mundo: Después de abandonar el cuerpo, dijo él, su
alma se había puesto a caminar con otras muchas hasta llegar a un paraje
verdaderamente maravilloso, en el que podía verse, en la tierra, dos aberturas
relacionadas entre sí, exactamente enfrente de otras dos situadas arriba, en el
cielo. En medio se encontraban unos jueces que, luego de emitir su juicio,
ordenaban a los justos que se dirigiesen hacia el cielo por el camino de la
derecha, con un letrero colgado por delante donde aparecía el fallo dictado; a
los injustos, en cambio, les obligaban a tomar el camino de la izquierda, hacia
la tierra, y provistos de otro letrero, colgado por detrás, en el que
detallaban todas las acciones que habían cometido. Cuando la vieron
adelantarse, le dijeron que él habría de ser mensajero para los hombres de
todas las cosas que allí contemplase, en razón de lo cual le invitaron a que
oyera y observara lo que pasaba en aquel lugar. Y, en efecto, vio cómo por cada
una de las aberturas correspondientes del cielo y de la tierra emprendían las
almas la marcha, luego de haber sido juzgadas, en tanto por la otra abertura de
la tierra salían almas llenas de suciedad y de polvo, y por la del cielo
bajaban otras almas enteramente puras. Todas daban la impresión, al llegar, de
que provenían de un largo viaje, y dirigiéndose con regusto a la pradera como
si allí les esperase una gran reunión, se saludaban unas a otras, cuantas eran
viejas conocidas, y se preguntaban
mutuamente, las del cielo por las
cosas de la tierra y las de la tierra por las cosas del cielo…Cada alma sufría
el castigo por las faltas cometidas, de tal modo que por cada una recibía una
condena diez veces mayor que aquella y con una duración de cien años, que es el
tiempo calculado para la vida humana; con ello, el castigo de su delito quedaba
multiplicado por diez, y los causantes de gran número de muertes o traidores a
las ciudades o a los ejércitos, que pudieran haber entregado a la esclavitud, o
cómplices de cualquier otra calamidad, se veían atormentados por unos
sufrimientos diez veces mayores que los que habían cometido; cosa que en la
misma proporción, se otorgaba a los que habían sido justos y piadosos.” (Platón, República,libro X, 614d)
“Es, pues, semejante el alma cierta fuerza natural que mantiene unido un
carro y su auriga, sostenidos por alas. Los caballos y aurigas de los dioses
son todos ellos buenos y constituidos de buenos elementos; los de los demás
están mezclados. En primer lugar tratándose de nosotros, el conductor guía una
pareja de caballos; después, de los caballos, el uno es hermoso, bueno y
constituido de elementos de la misma índole; el otro está constituido de
elementos contrarios y es él mismo contrario. En consecuencia, en nosotros
resulta necesariamente dura y difícil la conducción.” (Platón, Fedro, 246a-b).
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