Etimológicamente remite a “sos”, salud en el sentido de equilibrio y
armonía. Y “phren”, mente. De modo que podemos traducirla como cordura o mente
sana y equilibrada.
En la mitología, es un daimon o espíritu que
representa la moderación, la templanza, la discreción y el autocontrol. Se
creía que es uno de los buenos espíritus que escaparon a la caja de Pandora y
huyeron al Olimpo.
En
el pensamiento griego, la sophrosyne está encarnada en las dos frases más
famosas del Oráculo de Delfos: “Nada en exceso” y “Conócete a ti mismo” que se
opone directamente a la Hybris o exceso en la acción. La sophrosyne siempre
está acompañada por la Phronesis (Prudencia: El pensamiento previo a la
acción). En consecuencia quien comete hybris es a causa de su irreflexión, su
precipitación e imprudencia. La virtud de la sophrosyne fue muy estimada por
los griegos de tal modo que Platón dedica un diálogo a ella: El Cármide, que trata de evitar los
excesos de la vida diaria. En la actualidad, como pone de manifiesto el
psicólogo Daniel Goleman, la vida diaria del hombre moderno está asediada por
noticias dadas en los medios de comunicación, que hacen referencia al aumento
de la inseguridad y de la degradación de la vida ciudadana, fruto de la
irrupción descontrolada de impulsos.
“Cualquiera puede
enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en
el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del momento
correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo”
Aristóteles, Ética a Nicómaco.
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